martes, 24 de diciembre de 2013

Valoraciones de fin de año. La lesión.

Mucha cosas han permanecido constantes a lo largo del 2013. Ninguna tanto como la inflamación de la fascia de mis dos pies. Mirando hacia atrás parece como sí siempre hubiera estado ahí.
La fascitis aparece en 2012. Días después del maratón de Barcelona notaba que algo raro ocurría en mi pie izquierdo. Bueno, qué corredor no nota alguna molestia extraña cada semana del mes. Semanas después vendría Sierra Elvira y la confirmación de que no era mi hipocondría sino verdaderamente mi pie el que no iba como siempre. Los síntomas de la fascitis son fácilmente identificables. A la semana siguiente corrí en París y la molestia ya era evidente. A la vuelta correría una vez más como parte del calendario de festejos Peñalara y pararía para curar lo que empezaba a asumir como una lesión. Casi dos meses en blanco en los que me perdí muchas cosas (Con cariño recuerdo el Trail de mi amigo Ximo.)
Mucho fisio del malo y también del bueno. Descanso, plantillas específicas, estiramientos y ejercicios de propiocepción. El alta llego pocos días antes de partir para Navacerrada y tras los kilómetros del GTP volvió a aparecer la lesión. Aquí hace su aparición mi reumatólogo (espero nunca lea este blog porque me tiene prohibido correr) y las infiltraciones.
Ese 2012 me pincharían dos veces en el pie izquierdo lo que me permitió correr en Chamonix. Quizás sea eso lo único por lo que hayan merecido la pena las infiltraciones.
Con la llegada de 2013 volvió a aparecer la fascitis por lo que empece a valorar que existía una causa mecánica subyacente que nunca podría controlar en esta lesión. Volvería a infiltrarme un par de veces en 2013 lo que me ha dado largos periodos de tranquilidad. Los meses de la primavera pasaron sin molestias pudiendo correr largo sin problemas durante ese tiempo. Llegó el verano y con él una época  difícil en la que corrí de forma intermitente según los momentos de ánimo. Uno de ellos fue a principios de agosto. Decidí a última hora hacer la subida al veleta y reconociendo varios días antes la carretera (joder como cambia subirla corriendo) volvieron las molestias. La última infiltración fue en septiembre a un mes del UTGS.
En este momento se produce un punto de inflexión en todo este proceso. Asumo que la cura debe venir por otra vía, si es que la hay, y que no puedo postergar más mi recuperación. Más que curar la fascitis lo que necesitaba era que algún profesional me asesorara sobre la posibilidad de continuar corriendo una vez recuperado. 
Dedico unos meses a visitar a traumatólogos "sordos" que aportan poca luz al asunto y mucha confusión hasta que siguiendo las indicaciones de varias personas llegué a las manos de Ángel Gutierrez. A él le debo el ánimo y esperanza para la recuperación. Siguiendo sus indicaciones he empezado  a usar unas plantillas de verdad (Centro Podologia Aquiles)  José Antonio, el podólogo, es otro profesional lleno de vitalidad, energía y, sobre todo, COMPROMISO. No dudéis en visitarlo si tenéis algún problema con vuestros pies.
Hoy hace ya un mes que empecé este proceso de recuperación que se vislumbra largo. Un mes de optimismo pero también de dudas y miedos. Miedo porque todo esto no lleve a ningún sitio, porque una vez recuperado el pulso de la carrera vuelva a aparecer la lesión. Hay días en los que pienso en comprar la bici y otros que dedico a plantear las carreras del verano de 2014 con un ojo puesto ya en 2015.
El tiempo dirá, supongo.

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