El sábado tuve un día para el recuerdo. Terminé destrozado pero contentísimo de la inyección de monte y, por fin, nieve. Nueve horas que parecieron apenas un par gracias a la estupenda compañía que hizo una ruta amena y segura. Por otro lado, la falta de actividad se nota, vaya si se nota pero es cuestión de tiempo volver a cargar pilas otra vez.
A pesar de la pechá (allí no se paraba ni para comer) el domingo me quedaba moral (que no cuerpo) para salir a correr unas horillas y por supuesto terminé pidiendo la hora. Fundido pero feliz de encadenar dos días intensos y que el cuerpo no se queje de ello más allá de la fatiga acumulada jejeje.
Bandoleros es la semana que viene y aunque no llego como había pensado al menos estaré en Prado del Rey recuperado de la lesión y con muchas ganas de correr. Apuntaremos algo del resultado la semana que viene con alguna minicrónica de carrera.
