domingo, 20 de julio de 2014

Carrera Cala del Plomo a Cala San Pedro

Santa Carmen me ha dejado dos días de playa en Agua Amarga. Hay poca felicidad comparable a un día de playa. Esto es así. El mundo se para y a ti te encuentra sin que te des cuenta inmerso en algunas de las actividades más placenteras que existen. Entre ellas no está precisamente el correr aunque ésto también tuvo cabida.

He llegado a un punto en el que la rodilla me da confianza para hacer algo más que dar pedales. En varias ocasiones he corrido alrededor de mi casa con sensaciones mejores en cada momento. Nada fabuloso. Cuarenta minutos de aburrida carrera continua para seis kilómetros. Lo que da bajar al campo de golf, cruzar al río y remontar hasta el pueblo para llegar de nuevo a casa. Parada incluida en alguna acequia para que Maga se refresque (está peor de forma que yo y se las conoce todas).  

El caso es que con esta rutina llego a la playa dispuesto a aprovechar alguno de esos momentos entre lectura, chapuzón y meditación estival para buscar el alpargatazo de rigor. Éste llegó en la cala del plomo. Que mejor sitio para correr un rato que el sendero que une Agua Amarga con las Negras (aprovechado por "aquepetamos" cada noviembre). Sin pretensión alguna salgo de la playa dirección San Pedro, supongo que llegaré pues no recuerdo más de tres kilómetros entre ambas calas. 

Empiezo despacito la subida por los cortijos del plomo (antiguos cortijos de pescadores y hoy huerta mediterránea en la misma playa). Bastante desnivel y yo haciendo un ejercicio de tractorismo asciendo sin problemas. Me noto bien (parece que la bici tiene alguna transferencia positiva). La cadencia de corredor minimalista no la abandonaré ni en los tramos más llanos. Durante la subida y arriba en el promontorio las vistas son redentoras. No fuí capaz de pensar en otra cosa que no fuera aquello que me rodeaba y veía. La atención de la rodilla desapareció para fijarse en Carboneras, Mesa Roldán y el farito, la cala que aún se veía, y hacia delante la linea de costa perfecta hasta los Escullos (las Negras, Isleta, El Playazo, la Punta de la Polacra, Cerro Negro, uffff) Menuda panorámica!! A mis pies un llano desolador salpicado de piedras, esparto y otras gramíneas y mucho palmito (la única especie palmácea autóctona de la península) y yo con mi paso cortito y sin camiseta como Antoñete pero con el pelo más corto y una imagen más cuidada, intentando captar todo aquello sin tropezar.

Al final llegaría en cerca de 35 minutos a punta Javena. Las vistas desde aquí de San Pedro son ESPECTACULARES con ese color de aguas que da la posidonia. Por un momento me veo tentado a bajar pero razonablemente aquí doy media vuelta. Santa Carmen espera en la playa y mi rodilla debería descansar.









Una hora de carrera nada más. Una hora con un buen desnivel positivo que me dejo unas sensaciones esperanzadoras y sobre todo recuperar la certeza de que correr merece la pena.

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El sábado, aprovechando el tirón, me engañaron para salir a andar. Aunque el proyecto inicial fue menguando, las cinco horas y media no nos las quitó nadie. Llegué a la Hoya de la Mora un poco tocado pero hoy estoy perfecto. Yuhuuuu!
La arista del Cartujo reclama otra visita. Ni lagunillo misterioso ni ná. Cogimos la directa al valle sin encontrar el camino correcto. Se investigará.


http://ximofagot.blogspot.com.es/2014/07/hoya-de-la-mora-elorrieta.html