Llevo mucho tiempo sin escribir en el blog y las entradas se van acumulando. Como voy a ponerme las pilas empezaré con una sencillita.
No voy a negar que este año me agarró bien la vena competitiva. Sin querer perder de vista el verdadero motivo por el que corro planteé tomarme en serio algunas carreras del curso. Estas serían las que se presentaran como Copa de Andalucía. Y llegó el calendario tarde y mal. Un poco huérfano de carreras, diría yo, y alguna coincidiendo con Copa de España y otras pruebas importantes. En cada una de ellas he tratado organizarme y pelearlas con más coraje que vergüenza porque la preparación no ha sido la más adecuada. En los Guájares empezaba a correr después de un necesario descanso entre temporada. Quizás fue la carrera que albergó mayor nivel en cuanto a participación de las tres. Llegué en el puesto 32. No estuvo mal.
Meses después llegó Jaén en plena vorágine preAndorra. Venía de unas semanas anteriores haciendo tiradas largas y con mucho desnivel y parece que esto me vino muy bien para la carrera. La "Rey Lagarto" era la prueba con mayor coeficiente de dificultad de las tres con diferencia. Mucho desnivel y muchos kilómetros y el mejor puesto: trece.
Después llegaría Andorra y más de un mes y medio de parón entre bronquitis, esguinces y otros asuntos varios. La participación en "la sierra" la decidí a ultima hora y "bajito de forma". Mi puesto fue el 29 y aunque esperaba más, visto con perspectiva, no puedo quejarme de ello. Para esta prueba volví a sacar los bastones (ya los utilicé en los Guájares) y me defendí entre los veinte primeros hasta la última bajada en la que mis piernas dijeron que ya habían hecho bastante.
Y hasta aquí la vena competidora.
El cuatro de agosto estaré en la subida al veleta pero ya en "mode Zen" así que buscadme entre el pelotón y me darme ánimos que falta me harán.
