martes, 25 de junio de 2013

#No era la semana

Podía haberse celebrado este viernes o quizás dos semanas antes pero no. El día D estaba marcado en rojo como 21 y sería implacable como mi bronquitis.
La decisión de abandonar la tomé en medio de una discusión de madrugada. Una discusión con mi cuerpo, pero una discusión en definitiva. Veréis, este decía que él así no corría y yo le suplicaba que hiciera el favor de ser algo más generoso conmigo que siempre he mirado por el y le he cuidado como nadie (esto último es mentira pero en una discusión se dicen muchas tonterías). Mi cuerpo, empecinado, no dejaba de recordarme toda una lista de evidencias: nariz, mocos, sudor frío, fatiga muscular, alta frecuencia respiratoria y cardíaca... y tuve que rendirme a la evidencia cuando en la durísima subida al alto de la capa no era capaz de dar dos pasos seguidos sin parar y corredores salidos de la nada me adelantaban como si fueran auténticos tops.  Culminé con mucho esfuerzo esa subida y casi sin mirar a voluntarios y gaitero que estaba allí para animar al personal empecé lo que sería una larga bajada... no, no era mi noche. 
Allí arriba, con una luna llena inmensa y unas vistas espectaculares de valles y glaciares, decidí que yo ya estaba fuera de carrera y que disfrutaría a mi ritmo hasta la Margineda, primera base de vida y km 44.
Las subidas chino chano y las bajadas trotanto despacito. Parecía que estaba acabando cuando solo había empezado. Mucha rabia ceder el paso a tantos corredores en las bajadas sobre todo a los franceses que son tan pringaos (incluidos Chorier, Chaigneau y d´Heane... y no, Sherpa no es Francés). La deportividad siempre por delante.
La cabeza estuvo fresca y el ánimo, a pesar de todo, alto. La decisión de abandonar fue algo matemático (rendimiento físico + riesgo salud - diversión = ABANDONO) y nada dramático. Llegué a la Margineda bien de piernas, bien de cabeza y allí no se me escapó ni una lagrimita.


Se que volveré algún día. Posiblemente el próximo año. No será por el reto de acabar el trabajo que no terminé sino por la carrera en si misma. La AUTV es espectacular y grande en todos los sentidos. Una experiencia que engancha y mucho. Ya estoy descontando los días.



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